Considero que un buen recurso educativo tanto como para padres como para profesores son los cuentos. No importa si el niño cursa educación primaria o infantil. Cada historia puede adaptarse para llegar a ser un juguete educativo.
En los momentos actuales en que tanto se habla de la `crisis de los valores´ en la juventud en particular y en la sociedad en general, tenemos en los cuentos el recurso necesario para paliar ciertas carencias y conectar de nuevo a los niños y jóvenes con las primitivas `fuerzas´ que han regido desde siempre nuestra trayectoria como protagonistas del devenir de la Humanidad.
Los cuentos, como recurso educativo, se han revestido de ropajes diversos: textos para animar a leer, para facilitar la maduración psicológica, para propiciar la reflexión o el análisis cuasi filosófico, para enseñar de manera moralizante, etc
Existen en internet númeroso enlaces en los que podemos encontrar cuentos en valores.
Me gustaría dejaros uno que habla de la tolerancia...Dice así:
Había una vez un cuento cortito, de aspecto chiquito, letras pequeñitas y pocas palabritas. Era tan poca cosa que apenas nadie reparaba en él, sintiéndose triste y olvidado. Llegó incluso a envidiar a los cuentos mayores, esos que siempre que había una oportunidad eran elegidos primero. Pero un día, un viejo y perezoso periodista encontró un huequito entre sus escritos, y buscando cómo llenarlo sólo encontró aquel cuentito. A regañadientes, lo incluyó entre sus palabras, y al día siguiente el cuentito se leyó en mil lugares. Era tan cortito, que siempre había tiempo para contarlo, y en sólo unos pocos días, el mundo entero conocía su historia. Una sencilla historia que hablaba de que da igual ser grande o pequeño, gordo o flaco, rápido o lento, porque precisamente de aquello que nos hace especiales surgirá nuestra gran oportunidad.
martes, 23 de febrero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario